18 de octubre de 2014

La ley de abastecimiento es un ataque del estado a la propiedad privada

Por Víctor La Pietra (*)
Septiembre 2014




LA LEY DE ABASTECIMIENTO
ES UN ATAQUE DEL ESTADO
A LA PROPIEDAD PRIVADA


La omnipotencia del Estado o el poder omnímodo e ilimitado de la Patria respecto a los individuos que son sus miembros, tiene por consecuencia necesaria la omnipotencia del Gobierno en que el Estado se personifica, es decir el despotismo puro y simple.



Esta afirmación del ilustre doctor Juan Baustista Alberdi es una advertencia a la ciudadanía para evitar sean violados los derechos y garantías que le asisten, de acuerdo con lo establecido por la Constitución Nacional.

Uno de esos derechos es el de propiedad que ampara el artículo 17 que expresa: - "La propiedad es inviolable, y ningún habitante de la Nación puede ser privado de ella, sino en virtud de sentencia fundada en ley. La expropiación por causa de utilidad pública, debe ser calificada por ley y previamente indemnizada. Sólo el Congreso impone las contribuciones que se expresan en el artículo 4º. Ningún servicio personal es exigible, sino en virtud de ley o de sentencia fundada en ley. Todo autor o inventor es propietario exclusivo de su obra, invento o descubrimiento, por el término que le acuerde la ley. La confiscación de bienes queda borrada para siempre del Código Penal argentino. Ningún cuerpo armado puede hacer requisiciones, ni exigir auxilios de ninguna especie." Pues bien, la nueva ley de abastecimientos es un ataque del Estado al derecho de propiedad, que llevando sus propósitos de intervencionismo a límites extremos, busca erróneamente en los efectos y no en las causas los orígenes de la inflación.

En el fondo lo que se pretende es sembrar el temor en la empresa privada a la que atribuye la culpabilidad del crecimiento de los precios que caracteriza al proceso inflacionario, con el falso argumento de la defensa del interés de los consumidores, cuyas denuncias ante toda controversia como podría ser un supuesto exceso de precios, sería suficiente para la intervención del Estado en la administración de la empresa denunciada.

A tal fin se crea un Observatorio de Precios en la Secretaría de Comercio y una nueva instancia para la resolución de conflictos. El gobierno nacional se empeña en atribuir a las empresas privadas formadoras de precios, las causas de la inflación, cuando en realidad el descomunal gasto público cubierto financieramente con una emisión monetaria descontrolada, es lo que provoca el desequilibrio monetario.

Para la mente obtusa de las autoridades el mal está en la concentración económica en algunas etapas de la cadena de comercialización, tal como se pensaba en la antigua Unión Soviética bajo el régimen comunista. ignorando la impostergable necesidad de la inversión privada como factor general de renta y fuente de trabajo. Ese mamarracho jurídico otorga poderes absolutos al gobierno nacional para fijar márgenes de rentabilidad y precios, como si la ley de la oferta y la demanda no existiera o si la empresa productora obligara a los consumidores a pagar el precio que se establece en la transacción entre la producción y el consumo. Es un burdo intento por estatizar el mercado, intervenir en la administración de las empresas y tenerlas bajo la permanente amenaza de la confiscación de sus activos. Ese ataque a la propiedad privada y a la libertad de producir y vender al precio del mercado, por el daño que provoca con la huída de empresas del país y pérdida de fuentes de trabajo tendrá como destino, para dictaminar sobre su constitucionalidad la intervención de la Suprema Corte de Justicia, única reserva de poder para asegurar la vigencia de las instituciones republicanas . Este gobierno está perdido en un mar de confusiones agitado por las turbulencias que genera su absurda ideología y no sabe a que tabla de salvación aferrarse , después de más de una década de fracasos. Ahora es la empresa y después la seguiran los individuos. Un camino de opresión propio del despotismo imperante.



(*) Victor La Pietra
Las ideas que difunde el señor La Pietra están inspiradas en su deseo de mejora de las clases menos pudientes a través de crear oportunidades de progreso, para que ellas mismas fudamenten la tan deseada justicia social, que no concibe sin la vigencia del ejercicio de la libertad, así como tampoco cree posible la vigencia de la libertad con la responsabilidad de asegurar esa Justicia.


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