12 de enero de 2016

Alvaro C. Alsogaray el Mises argentino

Por Mayo Von Höltz

¿Sería interesante saber cuántas personas que hoy son liberales lo hubieran sido si el ingeniero Alsogaray en lugar de haber sido argentino hubiera sido paraguayo o chileno?.




Excluyendo al honorable contribuyente, el único prócer que tuvo Argentina en el siglo XX fue Alvaro Alsogaray. Una persona cuya opinión pesó en la Argentina durante mas de medio siglo, el único político argentino a quien se lo podría identificar por lo que pensaba, y no por el partido circunstancial al que pertenecía. Podría poner pensamientos extractados al azar de las principales figuras políticas del siglo XX, y sería imposible para el lector identificar si tales palabras fueron dichas por Alfonsín, por Cafiero, por Perón, por Ubaldini, por Storani, por Balbín, por Duhalde, por Frondizi, por Menem, por Lopez Rega, por Lorenzo Miguel, por Rogelio Frigerio o por el Bisonte Alende, todos dijeron cualquier cosa en función a momentáneas especulaciones electoralistas o demagógicas. Sería imposible reconocer qué pensamiento tenía cada cual, siendo que todos corrieron al albur de vernáculas mareas, diciendo siempre lo que se suponía les traería menos problemas o mas rédito, con total indiferencia a los datos verídicos o la fría lógica, contradiciéndose a veces, no sólo en el discurso del tiempo sino en frases consecutivas. Pero si elijo una sola frase del Ingeniero Alsogaray, una frase suya seleccionada al azar de entre los miles de discursos, conferencias y reportajes que dio, inmediatamente el lector dice: Eso lo dijo Álvaro Alsogaray.

Nunca Alsogaray subvirtió su pensamiento en función a intereses electoralistas o a complacencias demagógicas. Siempre dijo lo que había que decir cuando había que decirlo. Siempre fue liberal y nunca condescendió a ser otra cosa en función a un pueblo mediocre que odia la verdad y ama que le digan mentiras piadosas.

Recuerdo ahora el final de un reportaje, cuando luego de que Alsogaray explicara por qué el Estado debía reducir el gasto público y equilibrar las cuentas, el periodista -muy probablemente un peronista, un socialista o un radical- le dijo:
-Pero Ingeniero?!, siempre con las mismas recetas?
A lo que lacónicamente Alsogaray contestó:
-Es que siempre es el mismo problema.

Álvaro Alsogaray es nuestro Ludwig von Mises. Entiendo que ningún país Sudamericano posee un prócer de tal calibre.

Desde este foro le rindo un homenaje que tiene el tamaño de mi palabra, mi memoria, mi capacidad de síntesis y mi razón, no puedo darle mas de lo que soy, aunque se lo merecería. También, ante la remota posibilidad de que le llegue la misiva, le mando un fraternal saludo a su hija María Julia, la mayor perseguida política que tuvo la Argentina en los últimos 20 años, y le digo desde aquí -por si alguna vez le asalta la duda- que en nada afecta su buen nombre y honor todas las estupideces que como disco rayado se dicen de ella en cualquier lado. La gente honorable y culta sabe perfectamente de qué lado está cada quien.

El único pecado que tuvo María Julia fue ser la hija de Álvaro Alsogaray, el político que mas en evidencia puso todos los errores cometidos por peronistas y radicales en el último medio siglo; para vengarse de él, persiguieron a su hija.