4 de octubre de 2014

Álvaro Alsogaray - Discursos - Cámara de Diputados de la Nación - Prefacio

Este es el prefacio del libro que contiene todos los discursos del Ing. Alvaro Carlos Alsogaray desde que asumiera como Diputado de la Nación en 1983, hasta su retiro en 1998.



El 24 de marzo de 1976 las FF.AA. se hicieron cargo del gobierno de la República. La situación del país en ese momento era verdaderamente caótica y los mecanismos constitucionales no permitían restablecer el orden en la vida política argentina. Los más diversos sectores de la sociedad creían que la única manera de resolver ese problema era la de un golpe de Estado con intervención predominante de las FF.AA. Todo el mundo hablaba ya abiertamente de una solución de este tipo. El gobierno era verdaderamente una ficción y su desprestigio tanto en el país como en el extranjero había llegado a extremos que impedían cualquier solución orgánica. La muerte de Perón había llevado a la Presidencia de la Nación a Isabel Perón, cuya idoneidad para este cargo escapaba a toda consideración seria. Los sindicatos, siguiendo prácticas desarrolladas durante la era peronista, estaban anarquizando el país, pero al mismo tiempo tenían la sensación de que el estado de cosas reinante no podría sostenerse.

Un conspicuo dirigente sindical lo señaló diciendo: "Yo me borro", y se alejó del país. Muchas otras actitudes de esa clase se manifestaron en el campo político. Los economistas del peronismo se sucedían unos a otros sin la menor posibilidad de resolver los problemas económicos; los partidos políticos y sus representantes en el Congreso de la Nación eran incapaces de poner orden dentro de la Constitución. El líder de la oposición, Dr. Balbín, declaró: “Debe haber soluciones pero yo no las tengo”. El Congreso en ningún momento se planteó la posibilidad y necesidad de un juicio político a la Presidenta, en una palabra, la solución del golpe de Estado aparecía como la única posibilidad y además creaba expectativas favorables para la actuación de quienes constituyeran el futuro gobierno. El clima político institucional estaba así preparado para la intervención de las FF.AA. a las cuales les hacían llegar planes y programas elaborados por “expertos” que sobrevaloraban sus conocimientos.

Me preocupaba seriamente que las FF.AA. fueran nuevamente arrastradas a salvar la situación haciéndose cargo del gobierno. En una arriesgada declaración que se publicó en todos los medios el 20 de marzo de 1976, reclamaba a las FF.AA. no intervenir por la vía de un golpe de Estado. Creo haber sido el único dirigente político que hiciera conocer una declaración de esa naturaleza. Esta no tuvo éxito; los reclamos de un golpe de Estado gravitaban demasiado y una declaración aislada de un dirigente político era a todas luces insuficiente para contrarrestar la marea política (golpista) que se había extendido. Finalmente el golpe se produjo y las FF.AA tomaron a su cargo otra vez el destino nacional. Cito este acontecimiento para señalar que nunca he sido partidario de los golpes de Estado, con excepción del movimiento de 1955 que derrocó a Perón y abolió la dictadura por él implantada. Así y todo, como ministro de industria del gobierno revolucionario renuncié a los seis meses al cargo debido al desvío que se estaba produciendo en el enfoque de la política revolucionaria. 

En 1966, bajo el gobierno de Onganía, fui embajador en los Estados Unidos con el objeto de explicar en el ámbito internacional las razones por las cuales se había producido en golpe de Estado de 1966. Renuncié en 1968 por estar en desacuerdo con el rumbo que habían tomado los acontecimientos.

Estos episodios prueban mi apego a la Constitución liberal 1853-60 y mi rechazo a los golpes de Estado. No obstante esas actitudes que definían claramente un proceder liberal y democrático, mi imagen se vio posteriormente deformada por la prédica política de mis opositores que no vacilaron en atacarme como defensor de los gobiernos militares, partidario de los golpes de Estado, “gorila” antidemocrático y otras perversiones.

Mi acceso a la Cámara en esas condiciones me ubica dentro de ella casi como un cuerpo extraño ante los ojos de la gran mayoría de los diputados. Durante los primeros meses de mi labor parlamentaria debí afrontar así una situación tanto o más conflictiva como que mis opiniones eran generalmente opuestas a las de los representantes de los otros partidos, que se consideraban “dueños de la democracia”. Ese conflicto era particularmente agudo durante los debates sobre la liquidación de la guerra subversiva ganada por las FF.AA. y el ataque sistemático a que éstas se veían expuestas por quienes fueron derrotados en una lucha sin cuartel, que constituyó un dramático episodio en la vida argentina. Por esa razón una parte de mis intervenciones en la Cámara se refirieron a ese tema. En el libro se registran especialmente esas intervenciones, a las que por otra parte se añadieron las de la ingeniera María Julia Alsogaray que había accedido también a la Cámara.

Otro factor determinante en mi actuación estuvo constituido por mi interpretación en qué es la ley. Las deformaciones políticas han llevado a considerar que cualquier medida sancionada por el Congreso es una ley aunque implique quitar a unos para dar a otros, colocando en manos del Estado asuntos propios de los individuos. Seguía y sigo en esto al pensamiento rector de Bastiat y, más modernamente, de Friedrich A. Hayek El requisito fundamental para que una decisión del Congreso tenga la jerarquía de una verdadera ley es que dicha decisión tenga el carácter de una “norma general de conducta justa”. En toda mi acción parlamentaria traté de ajustarme a esa definición, sin participar mayormente de las actuaciones parlamentarias que no tenían ese carácter. De ahí que mis intervenciones en la Cámara se refieran a asuntos que requerían una norma de general de conducta justa por lo que no fueron demasiado numerosas ya que en ningún momento presenté o participé en proyectos de ley que solo obedecían a los intereses políticos de los legisladores. Mi intervención en los debates siempre fue breve, la esencia de los temas en discusión generalmente puede ser expresada en pocas palabras.

El índice de este libro registra 132 intervenciones mías en debates en la Cámara de Diputados y en la Convención Constituyente de 1994, Naturalmente el índice refiere a los temas tratados y no a mi posición frente a cada uno de ellos, esta surge de los temas elaborados. Tampoco se puede establecer una clara línea divisoria entre lo que son leyes verdaderas y lo que constituye solo opiniones sobre asuntos referentes a la acción de gobierno. Esto desvirtúa un poco la regla que me había impuesto de tratar solamente verdaderas leyes, pero el criterio con que abordaba mis intervenciones tuvo siempre presente esa diferenciación. Un segundo índice de estructura alfabética permite conocer los temas tratados. Entre estos tienen especial relevancia los debates acerca de la liquidación de la guerra subversiva, de la campaña contra las FF.AA. de los presupuestos anuales, de las exacciones sobre la actividad privada para atender los gastos del Estado, de la posición respecto de la organización sindical que tenía una gran rigidez y que gozaba de cuestionables privilegios. 

Esta recopilación de mi labor legislativa fue posible gracias a la iniciativa y al útil trabajo desarrollado por la secretaria parlamentaria del bloque de la UCEDE, doctora Elsa María Bosio de Silva, a quien expreso mi reconocimiento.

Este libro no será seguramente un “best-seller” popular, pero espero que resulte útil a los investigadores e historiadores que examinen la realidad argentina durante el largo periodo que abarca, en el transcurso del cual hemos asistido al retorno de las prácticas constitucionales y democráticas, y a una profunda transformación del sistema socioeconómico que durante 40 años perturbó la vida del país.

Alvaro Carlos Alsogaray

(Continua aquí)



Transcripto del original en papel por Claudia Bonzo, corregido por Pablo Parenti

Nota: Es nuestra intención transcribir el libro completo, material que iremos subiendo a medida que este listo. Una vez terminado el trabajo se armara el (PDF) para su descarga. Siendo este libro edición del Congreso de la Nación y no habiendo en sus páginas nota que indique lo contrario, creemos de buena fe que podemos hacerlo sin infringir ley de propiedad intelectual alguna.

2 comentarios :

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