Reunión 20ª - 15 de agosto de 1984
Sr. Alsogaray.- Señor presidente: formulamos estas observaciones con carácter principista, porque evidentemente no tenemos ninguna probabilidad de cambiar el curso de los acontecimientos. La garantía irrestricta de los depósitos y otras fallas de la legislación dieron lugar en la Argentina a la creación de entidades financieras y bancos que no eran tales, sino que constituían verdaderas aventuras. Ahora bien; a esos mismos bancos y entidades financieras concurrían como clientes una cantidad de empresas que, tarde o temprano –más vale tarde-, tuvieron que ser liquidadas. Pero ello no perjudicó a las empresas vinculadas en forma de clientes, que tienen otros métodos para cambiar de destino.
El hecho de que a estas empresas, que de paso fueron suficientemente imprudentes como para ir detrás de muy malas expresiones desde el punto de vista bancario, se les otorgue ahora un privilegio nos lleva al absurdo de que para obtener refinanciación adecuada hay que haber actuado con bancos de dudosa categoría y ello es evidentemente desigual ante la ley.
El buen empresario, el que sabe cuidar sus asuntos, no puede obtener refinanciación, mientras aquellos que actúan con empresas en quiebra y de dudosa calificación tienen beneficios frente a los primeros. Me extraña mucho esta preocupación por defender a esta clase de entidades y a esta clase de empresarios. El régimen capitalista en el cual vivimos exige que el buen empresario obtenga su premio por medio de la ganancia y su castigo por medio de la quiebra.
Transcripto del original en papel por Claudia Bonzo, corregido por Pablo Parenti
Nota: Es nuestra intención transcribir el libro completo, material que iremos subiendo a medida que este listo. Una vez terminado el trabajo se armara el (PDF) para su descarga. Siendo este libro edición del Congreso de la Nación y no habiendo en sus páginas nota que indique lo contrario, creemos de buena fe que podemos hacerlo sin infringir ley de propiedad intelectual alguna.
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