18 de abril de 2015

Voto electrónico

Por el webmaster de este blog.



A veces la tecnología sirve para empeorar los problemas en vez de solucionarlos. El voto electrónico es un ejemplo perfecto de ello, ya que toda la información es digital y puede ser modificada a entero gusto y antojo de quienes manejan los sistemas de control con las graves consecuencias e implicaciones que eso significa. Por más filtros, validaciones y encriptación que digan implementar en el voto electrónico, SIEMPRE existirá la posibilidad de alterar los resultados, aunque digan lo contrario. Eso se puede hacer en unos pocos minutos introduciendo algunos comandos en una computadora con permisos de acceso total a la base de datos donde se guarda la información de los votos.

Quienes trabajamos en el área de las tecnologías de la información sabemos muy bien que los programas perfectos no existen, del mismo modo que tampoco existen los sistemas informáticos 100% seguros e inexpugnables. En ese sentido, por más que exista una honestidad absoluta (cosa utópica si las hay) en la implementación y manejo del voto electrónico, siempre será posible que acciones de terceras personas con los suficientes conocimientos puedan ingresar al sistema y alterar o borrar información.

Personalmente creo que el viejo método del sobre y la boleta siguen siendo más seguros que el más moderno sistema informático de voto electrónico. Basta con ver cuáles países han implementado (y en qué porcentaje) el voto electrónico y cuáles lo han prohibido para corroborar esto.

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