Cuando el General Julio Argentino Roca asumió su presidencia en 1880, su sencillo lema de gobierno fue "paz y administración". No prometía "el cambio", "la nueva política", "el optimismo", "mirar para adelante con gente joven", pues tenía en la mano la sabía Constitución de 1853-60 que habría de cumplir, completando como gobernante egregio de la generación del 80 la tarea ya anteriormente emprendida por la generación de la independencia 1810-1824, y la generación del 37 (Asociación de la Joven Generación Argentina) que redactó la Constitución.
Entre mayo de 1810 y mayo de 1853 solo hubo guerras civiles en la Argentina, en 1853 se promulga la Constitución manteniéndose la separación de la provincia de Buenos Aires, la que recién se incorpora a la Confederación luego de la segunda Batalla de Cepeda (23 de octubre de 1859) y la Batalla de Pavón (17 de septiembre de 1861) en la que Mitre queda como dueño del campo de batalla y pasa a constituirse en nuestro primer gobierno de facto.
De las tres presidencias fundadoras que la siguieron la de Mitre estuvo absorbida por la Guerra del Paraguay, todavía con Sarmiento el país era un desierto y Nicolás Avellaneda tuvo la revolución del 80 de Carlos Tejedor, hasta que con su derrota se federaliza la Ciudad de Buenos Aires.
Con todos esos antecedentes, no repitió la letanía del cambio por el cambio mismo sino que se puso a gobernar y administrar en paz, con un programa de gobierno concreto.
Una lección para políticos de hoy.
Abogado